Hoy mismo al levantarme, he visto por Twitter este video que recomendaba Fernando Trujillo (@ftsaez) en la apertura de un Congreso de Educación en Gran Canaria, según he podido averiguar, y la verdad, que cuánta razón tiene. Su creador, Pepe Pérez, ha realizado una canción a modo de rap en inglés, toda la problemática y realidad de la Educación Española, algo venimos viendo desde años atrás muchos de nosotros y nosotras, aunque todavía hay una gran mayoría que no lo ve o no lo entiende.
Me han llegado a decir, «por qué tiene que cambiar la metodología hoy día si a mi me funcionó a base de exámenes y memorización y he llegado hasta hoy día donde estoy». Sí, puede ser esa tu realidad, pero quizá mucho de lo que memorizaste, a día de hoy no lo aplicas, y aplicas en tu día a día lo que vas aprendiendo a base de práctica. Y aunque haya funcionado en muchas personas, la vida ha cambiado, ya no tiene nada que ver con respecto a 50 años atrás.
Tengo un ejemplo muy claro conmigo misma, terminé una carrera, hice un CAP con prácticas en un instituto, pasé las oposiciones,… y el primer día que me puse delante de una clase allá en septiembre de 2010, realmente no había dado una clase en mi vida. Sí, así es, la realidad es que aprendí mucha teoría de dar clases, pero la realidad es cuando aprendes a ser profesor cada día y trabajando y tomando práctica de ello. Si soy sincera, no aprendí a ser profesora con todo lo que estudié, he aprendido a ser profesora trabajando, practicando cada día, aprendiendo de mi alumnado, a cómo saber llevarlo, a atender sus inquietudes, dialogar con ellos, etc. Quizá todo eso lo estudié y memoricé en su momento, pero yo no me acuerdo de nada, solamente se que con la práctica y cada año aprendiendo, voy intentando mejorar mis clases cada día y así seguiré haciendo.
El sistema educativo español falla principalmente porque las facultades de ciencias de la educación de las universidades españolas no están en la vanguardia de la tecnología.
El sistema de selección de su profesorado no es bueno, aunque sea transparente. Pondera criterios de expediente, demostrables con titulaciones que necesitan de mucho esfuerzo y años conseguir. Para cuando esos profesores llegan a ocupar esos puestos ya están hartos de luchar y solo aplican aquello para lo que han estudiado y así es imposible tener una universidad vanguardista que potencie la investigación y que prepare profesionales que dominen las nuevas tecnologías.
Aún siguen llegando a los Centros profesores/as sin formación TIC suficiente para trabajar lo básico en el aula (Pizarras digitales, portátiles, cámaras digitales, paneles interactivos, redes sociales,…).
No se puede culpar al profesorado, si no al sistema educativo. Ni siquiera se exige formación en las pruebas de oposiciones. En algunos casos hasta se prohíbe en la defensa de la programación el utilizar esas nuevas tecnologías para evitar que este profesorado esté en situación de ventaja sobre los más academicistas. La inspección educativa tampoco potencia la utilización de las nuevas tecnologías, porque argumenta que ellos están para hacer cumplir la legislación y esta no se lo exige.
Para paliar este problema endémico, se crean los CEPs que intentan formar al profesorado fuera de su jornada laboral, cuando ya están cansados de todo un día de trabajo. A veces los formadores son excelentes y otras veces no tanto. Son cursos donde no se exige un aprendizaje, solo son presenciales por lo que no acaban aplicándose esos conocimientos a la práctica docente.
Esta formación debería seguir dándola la universidad y asignarle unos créditos homologables internacionalmente de forma que permitan la carrera docente y la promoción según la formación y el esfuerzo (grados, doctorados, cátedras, expertos, ….)
Después de 39 años de experiencia, no he notado cambios significativos en las aulas. Me voy con profunda tristeza viendo cómo se continúa con el mantra de «España ha dado buenos ingenieros, científicos y médicos sin tantas tonterías».
Madre mía Manuel, qué reflexión, cuánto se aprende de ti. No me acordaba ni de este post que escribí hace ya varios años. Por mi parte ha sido un placer conocerte, y que sigas antes de jubilarte con ganas de formarte, para mi has sido todo un ejemplo a seguir. Te mando un fuerte abrazo desde el confinamiento.